Ayer me pasó una cosita en el
sentido de lo que te escribía. Es
una chica, de 15 o 16 años. Me
contaba que este verano ha estado
muy triste y no sabía por qué. Que
ahora se ha dado cuenta de lo que
le pasaba y es que al llegar a casa
cada noche se sentía “VACÍA” pues
no había hecho nada “que valiese
la pena” durante el día. Y eso que
salía con la gente de su edad,
veía las series que ve la gente de
su edad... Pero cuando llegaba a
casa... NADA
Le dije que como ella deben estar
muchos chicos, pero que no se
plantean o no se dan el tiempo de
silencio necesario para sentir ese
vacío.
No fui capaz de darle una
respuesta.
Creo que no hay en esta
sociedad respuesta a esa
pregunta, a esa necesidad. |
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Le dije que al menos ese
sentimiento la pondría en
búsqueda y que encontraría
respuesta. Algún día.
Pero en mi cabeza y en mi
corazón siempre sonaron los
gritos como el de esta chica y
me gustaría darle respuesta.
La respuesta que además nos
quiere ofrecer el Dios de Jesús y
que como te decía en el correo,
pienso, siento que pasa por una
vida parecida a la vida de la
MISIÓN.
“Hacer” misiones aquí, con esas
características que te contaba
y otras muchas que seguro que
se me olvidaron. Cosas como las
misiones, vidas como las de los
misioneros… que salen, que van
al encuentro de otros, que crean
lazos…
Un abrazo.
Paco Moreno |